Las llamas consumían rápidamente
el bosque, tornados de humo se elevaban y condensaban oscureciendo el matutino
cielo; doblegados por el calor los Hombres
sin Luz avanzaban desesperados, las hileras de lanzas atravesaban su carne royendo
armadura de cuero tachonado. Lady Séni arrancó
en embestida contra los hombres que saltaban del bosque hacia la entrada del valle,
en el trotar de su caballo llevaba consigo la confianza de su rey, la esperanza
de los hombres de la Cuaderna del Este y la espada vengadora que resarciría la
muerte de Ser Duncan. Arrastró con una docena de contrincantes, con espada en
mano se apeó y mientras gritaba, la sangre tibia de sus oponentes le sumaba
confianza, coraje, precisión.
Unos jinetes lograron asesinar a
alguno de los soldados que estaban talando los árboles, permitiendo así un
ligero ataque por el flanco derecho, hicieron sonar cuernos gruesos y lúgubres,
en pequeños grupos intentaron encerrar a los Argureanos allí presentes; sin
embargo, las maniobras tácticas de Ser Allaham permitieron reforzar la
retaguardia. Así se encontraban los soldados de Argus, intentando evitar el
paso de los Bárbaros de Las Tierras Ásperas, encerrados entre las colinas y sus
enemigos, condenados en una mano mortal que se cerraba lenta y eficazmente.
Ser Allaham ordenó que sus
hombres se formaran en delta los jinetes y en cuadrado los soldados con escudos
paveses. Intentando así crear un muro que contuviera las arremetidas de aquellos
bárbaros, todo su poder de fuego se centraba en arqueros protegidos. Por otra
parte lady Séni ordenó que sus jinetes avanzaran envistiendo e intentando
rodear yendo hacia el fuego, sus opositores no intentaron detenerlos puesto que
serían ellos los atrapados entre el muro de fuego. Aprovechando la distracción,
ella salió corriendo e hizo señas a su guardia personal, todos fueron
velozmente hacia los árboles que faltaban por talar, con las hachas allí
abandonadas terminaron el trabajo, pero una lanza que fue arrojada desde un
caballo surcó el cielo hasta aterrizar en ella.
Todo fue oscuro.
El caos comenzó a gobernar en el
campo, la fortaleza de los defensores empezaba a flaquear. La guardia personal
embriagada por la ira arremetió contra los pocos jinetes que habían pasado en
ese momento mientas los otros bárbaros quedaban encerrados entre un muro de
piedra, el angosto camino, el bosque talado y sus compañeros en abatimiento.
-¡Han matado a Lady Séni!-
gritaron los hombre allí cerca. Ser Allaham que avanzaba empujando a los
bárbaros contra el bosque vio el cuerpo caído de su compañera; una lágrima
empezó a empozarse mientras sentía que el tiempo se detenía, pequeños recuerdos
pasaron frente a sus ojos como un desfile nostálgico lleno de amor.
¡Por la vida de los hombres y la
gloria de los mismos! ¡Ante ti amiga mía, que la sangre derramada nazca cálida
en los compañeros que hoy temen morir¡ ¡Por un día sin mañana, por la gloria
olvidada y las tierras libres! Dicho esto, Ser Allaham empezó una embestida
brutal, todos los Argureanos gritaban ¡libertad! Mientras se abrían paso entre
sus enemigos. Todos juntos eran partícipes de una mortal danza, sincronizada,
perfecta.
Los Bárbaros de las Tierras
Ásperas y aquellos Hombres sin Luz que sobrevivieron a la embestida fueron
empujados contra un muro de fuego que crecía purificando aquella tierra
mancillada con la sangre de una guerra. Olvidando el mañana eran héroes del
ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario