domingo, 31 de octubre de 2010

Maldición.

Nuevamente un fracaso, otro más sumado a la larga lista de decepciones, cansado por tan extenuante –no por menos decepcionante- jornada decidió humedecer sus labios con una buena pinta de cerveza antes de llegar a su casa. En ella, su gentil madre ansiosa esperaba la buena nueva con una grata sonrisa, al verle entrar y comprender tan desdichada expresión le abrazó con calor.
-No te preocupes, no te preocupes – dijo con su particular voz de consuelo- mañana te prepararé un baño de siete hierbas, así espantarás la mala fortuna.

Pero, ni las siete hierbas, ni las promesas de fe o las largas penitencias espantaron la desdicha, aquella mísera y sórdida mala fortuna. Amaneció, anocheció, los días se hicieron meses y éstos llegaron a años, cansado por su fracaso y cercano al suicidio decidió seguir el consejo de un antiguo amor.

Temprano en la mañana se encaminó a tan particular oficina, luego de recorrer los suburbios e incluso atravesar algunos templos de heroína o meretrices, llegó a su indolente, esperanzador y santérico refugio. Solamente beber éste vino y rezar tres veces en las mañanas un mantra ajeno frente a las fotografías de sus sueños haría que éstos se hicieran realidad.

Un día, dos semanas. ¡Tres meses!

Un buen puesto, carro elegante, una casa propia, cientos de amantes; nada mal para aquel emprendedor señor, nada mal, nada mal…

Cada día de éxito encerraba una noche de angustia, sus sueños impregnados por el temor le robaban energías, cada vez que sus ojos se cerraban la imagen de un pasado pordiosero arremetía contra su tranquilidad. Tan constantes eran su sueños nocturnos que, éstas pesadillas se apoderaron de sus suspiros matinales.

Los gritos de su pasado se hicieron tan reales, tan tangibles que les podía oír. Una mañana, frente al espejo desesperado por los lamentos y burlas de su reflejo se dispuso a asesinarle, se abalanzó sobre el vidrio y fragmentos de éste le desfiguraron el rostro descuartizando su  cuello, finalmente, cayó inerte en el suelo como un magante contemporáneo  bañado por su paria y cálida  sangre.

sábado, 30 de octubre de 2010

Reencuentro.

Encintó  aquel treinta  ocho  largo niquelado mientras fumaba su último Marlboro. Una lenta gota de sudor recorría su aguardientoso rostro hasta perderse en esa camisa a cuadros, el escupitajo terminaba la escena.
-¿Y bien?
-(…)
-¡No puedes simplemente callar!
-¿Qué quieres escuchar?  El tiempo ha pasado recio, hace mucho la Luna atestiguaba sus encuentros, mas tú quisiste que esa luz sólo alumbrara tus pasos; bien, ahora has caminado lo suficiente, es imposible que te siguiera esperando.
Su mano se cerró fuertemente sobre a cacha de aquel Smith-Wesson  mientras el entrecejo levantaba una blasfemia silenciosa y lenta.
-Entonces cual animal de carroña arremetiste, ¡no eres más que una bazofia!
-No compadre, no…  …El amor no se arrebata, éste nace y se alimenta del trabajo diario. Le he amado como solo Dios puede saber, ha sido una larga aventura llena de dicha y entrega, no puedes atacarme con tus palabras, así, sin más. –notó como lentamente sacaba su Revolver-  Dispara pues, si así logras creer que tienes razón,  que el amor está de tu lado, hazlo, dale, ¡dispárame antiguo amigo!
-No compadre –Dijo con un ligero tartamudeo- Es para usted.
-(¿?)
-Si algún día he de intentar romper su dicha, no merezco llamarme amigo, no merezco estar vivo; de ser así, dispara sin duda.
Montándose en su caballo, siguió la senda destinada a los amantes lejanos.

jueves, 28 de octubre de 2010

Muerte.

Hola mi amor -dijo sonriendo- ¿Está éste asiento ocupado? Bueno, entonces es un placer…

La miró con constancia e ingenua ternura, sacó su guitarra y declamó notas de amor y esperanza. Sus dedos jamás se habían expresado con semejante gracia, el canto fue inevitable, la sonrisa imperecedera; mas ella no lo determinaba. Sin entristecerse fraguó mil versos, ideó posturas flirteadoras, y siempre sonrió.

Nadie supo a ciencia cierta cuanto tiempo duró el cortejo; pero, quienes frecuentaban el parque afirmaban que aquel loco de la guitarra murió sentado en la banca,  añorando su dulce princesa, sin saber que ésta le acompaña, desde el día mismo en el cuál le tomó por las manos y le invitó a descansar.

miércoles, 27 de octubre de 2010

My Sweet Lord

Había decidió verle, no importaba como, pero quería volver a verle. Así que sentado en la banca 14 del parque de la calle principal, todas las tardes a las tres, llegaba con su guitarra para tocar esa canción, que le había visto interpretar la vez que se robo toda su atención. Era de pensarse que lo hacía por volver a ver a una mujer que le hubiese encantado tanto como para realizar semejante esfuerzo, pero sus conocidos se llevaban una sorpresa, y a veces un disgusto, cuando les revelaba el verdadero objetivo de sus atenciones. Una fría tarde de septiembre, George habría visto sentado en esa banca, a quien se había convertido en la personificación, un tanto idealizada debía admitir, de su benevolente Dios.

lunes, 25 de octubre de 2010

A ti volveré.

El viento trae consigo las heráldicas de días primaverales, carácter en mano me dispongo a partir, guardo como amuleto tu sonrisa, tengo por razón tu tacto. Atrás quedaron las grises jornadas, sea entonces bienvenido el destino.

Me embarco en la aventura mas volveré, volveré… Tu aliento es refugio seguro mi recompensa más grata, tu nombre es excusa para partir sin temor.

domingo, 24 de octubre de 2010

Amapola



Abre las hojas del viento,
mi vida,
ponle una montura al río,
cabalga, y si te da frío,
te arropas
con la piel de las estrellas.
De almohada la luna llena mi vida
y de sueño el amor mío.


Y una amapola me lo dijo ayer,
que te voy a ver,
que te voy a ver,
y un arcoiris me pintó la piel
para amanecer contigo.


Cierra la noche y el día mi vida,
para que todo sea nuestro
y una gran fuga de besos
se pose sobre tu boca,
y que el trinar de las rosas mi vida
te digan cuánto te quiero.


Y una amapola me lo dijo ayer,
que te voy a ver,
que te voy a ver,
y un arcoiris me pintó la piel
para amanecer contigo.


Juan Luis Guerra

Día pena

Arrastrando sus pies descalzos sobre la arena, como si llevaran cadenas, como si las que había usado durante tantos años aun pesaran sobre sus pies. No tiene lugar al cual llegar, su salida fue precipitada, incitada por un joven que necesitaba de su experiencia, no había notado, egoístamente, que para ese viejo el aire ajeno a la putrefacción ya no tenía nada de agradable, pues a diferencia de él, aquella persona que lo adornaba como único sol ya no quería verle más.

El universo, la última frontera…

 …Para llegar a donde ningún otro hombre ha llegado jamás.  Sé que ésta frase nos transporta a un lugar lleno de aventuras, en el cual, los gloriosos miembros del Enterprise exploran el espacio mismo, y, a su paso, descubren cientos de culturas nuevas.

Es cautivante la forma en la cual diversos individuos pueden relacionarse, a tal punto que, se generan amalgamas sociales; creer en Spock es tan sencillo, tan simple, tan natural. ¡Es un personaje de ficción! Lo sé; sin embargo, si miramos nuestra realidad descubrimos que la capacidad de socializar puede ser falsa en suma medida, por tanto, un semi Vulcano e incluso  el hibrido entre un Vulcano y un Klingon no dista mucho de la  lógica.

Nos hemos acostumbramos a creer que dominamos la empatía; nos enamoramos a primera vista, encantamos sin permiso, amamos eternamente, odiamos sin razón,  cuanta excusa se nos ocurra para explicar los misterios que encierra el azar social. De repente, al actuar de forma ajena a tan estructurado circo,  los desencantos sociales arremeten imperiosos.

Con el tiempo todas aquellas miradas que dictaminaban veredictos empiezan a pesar, despertamos un día con una gran duda en el alma ¿seré acaso un ente disociador universal? Ésta incertidumbre surge con naturalidad, puesto que, cada encuentro social no es más que una mascarada inherente al ser, exponemos aquello que esperamos sea percibido y aceptado como real  por nuestro receptor, aún cuando el mensaje no brinde la imagen más cálida.

Tantas ironías y ambigüedades luciferinas abren grietas profundas en la razón, tan hondas y extensas que terminan por mezclar la pasión y el sentir. Ésta inmensa confusión invita por igual a planes diferentes, entregarnos completamente al calor de la compañía sin pensar ni trascender  los actos, ó, abrazar la lógica hasta el punto de rozar el síndrome de Asperger.

Aún así, ninguna de las opciones brinda una sensata tranquilidad, por ende, el universo  es la última frontera,  y, la primera es el trato.

“El trato, la última frontera, para llegar donde ningún hombre ha llegado jamás, a conocer y sentir de verdad.”


jueves, 21 de octubre de 2010

Natha

Terminó cortar los kiwis, uno a uno fueron dispuestos en forma circular sobre la tarta de manzana y avellanas. Secó sus manos, sacó la carne del horno, -su olor empezaba a elevarse por la cocina- rápidamente la pasó a un bowl, luego de agregarle unas hojas de menta fue delicadamente tapada, hizo una pausa y empezó a cantar.

Esa dulce boca entonaba las mismas nanas enseñadas en su primera infancia, aquellos  labios bermellón  tentaban a cualquier posible transeúnte, sus manos coqueteaban con los ingredientes, sin más, verle sonreír era encontrar el Edén…

Aquel oficio planteaba una revolución de tacto gentil, dadora de vida, encantadora, mística, cotidiana. Una ley de entrega y sentir. El jugo de naranja se había reducido a la mitad, agregó aceite de sésamo, algo de perejil, pizcas de pimienta, así terminó la vinagreta. Sirvió todo junto a unas esferas de papa y mostaza, acompañó con un vino.

Mesa para dos y un puesto vacio, cada nueva noche una víctima voluntaria del sentir ha de conocer  los sublimes sabores encerrados en el arte más secreto.

martes, 19 de octubre de 2010

Mochileros

Él nació León: profundo, fuerte, dócil, introspectivo… sus pasos eran enérgicos y su espalda ancha. Una envidiable fama de galán se posó en su nombre, cientos de historias se cuentan en aquella piel, con el tiempo sus pies abrazaron la nieve de color, sus ojos contemplaron las auroras más románticas; pero, ningún mágico paisaje le logró cautivar.

Cambiaba canciones por historias y besos por promesas, por ofertas mudas y táctiles -de aquellas que se exponen en las caricias acunadas hasta muerte-, era andariego, con corazón juguetón. Su mente guardaba historias tan afables como siniestras –o tal vez perspicaces- nunca prometió amores mas tampoco detuvo los ofrecimientos de tan cándidas doncellas.

Lobo solitario, León sin manada. Un brioso espécimen catador de placeres y nirvanas, juró nunca enamorarse de tierra alguna,  ¡pero falló!

Ella, Ella no tenía nombre, hija de la mar y aprendiz estelar, sus manos sembraban poesía, cientos de loas nacieron al recordar su tacto, muchos hombres se tatuaron sus ojos. La mar le enseñó a querer sin prisa, a viajar sin pausa, a ser Ella, Ella y nada más.

Fue su tacto el hogar seguro, un cálido refugio. Quien juró no descansar en tierra alguna encontró en su piel un libertario lecho, quien quería sin prisa, amó sin prisa. El mundo se hizo pequeño, el tiempo eterno, el silencio cómodo; juntos regresaron al mar, a la montaña, recorrieron desiertos y estepas. Regresaron para descubrir las arcanas tierras que el amor esconde, regresaron para abrazar la sublime libertad.

lunes, 18 de octubre de 2010

6025 Jorge Eliécer Pacheco *

Quizá se dio cuenta, como el general Aranda, de que sus manos podían igualar su espíritu; de que no eran una simple herramienta sino parte imprescindible de su ser. ¿manos4 Acaso leería la historia de Aranda? Prefiero pensar que sí; prefiero imaginar que la leyó antes de verlo en las calles intentando tocar las manos de los otros. Porque fue así como lo conocí. Lo sorprendí correteando a las jovencitas por el parque después de haberlas obligado a tomarle de las manos. Por qué me las quita si ahora son mías, gritaba mientras la joven desaparecía por la carretera. Después, casi lloraba. Lo encontré en el autobús intentando ayudar a los pasajeros a bajar del vehículo (hombres y mujeres), tomándolos de las manos, por el simple placer que esto le producía. Cuando alguno se negaba o las manos irremediablemente abandonaban las suyas, casi lloraba. Lo vi de lejos estrechar la mano a un desconocido arguyendo que se conocían; cuando el hombre notó su locura, él —casi lloraba.
Y así se pasaba todo el día, coleccionando roces de manos y aguantando las ganas de llorar. Hasta que un día, lluvioso por cierto aunque nada tenga que ver, lo hallaron muerto.
Después de hablarlo con mi amigo Navidad y de recibir su reprimenda por no haberme interesado en el tema desde el principio, al menos por simple provecho literario, decidí iniciar la investigación del hecho. Y a estas consideraciones me ha llevado.
Lo llamaré José, pues nunca supimos su nombre. Fue encontrado entre bolsas de basura. Muerto por estrangulamiento, con fuertes golpes en la cabeza y totalmente desnudo. Como es habitual no hay testigos. Lo encontraron los barrenderos del lugar, pero aseguran no haber visto nada. Acostumbrado a esto ni siquiera insistí. Revisé el cuerpo. Parecía estar vivo, sus ojos aun brillaban. Le miré las manos, los pies. Busqué heridas con objetos contundentes: nada. Sólo hallé golpes en la cabeza, cuello destrozado y un número escrito en su pierna derecha: seis mil veinticinco. Esto último me dio en qué pensar.
Los análisis fueron sorprendentes. Al parecer José se había asfixiado a sí mismo: se encontraron indicios en sus manos. ¿Había podido mantener su fuerza aún estando sin aire? Sin embargo, los signos de estrangulamiento encajaban perfectamente con el ángulo, la altura y muchas otras cosas que no es menester mencionar aquí. Pero esto poco me importó (con el perdón de Navidad). Seguía pensando en el misterioso número en el que, creía, se encontraba la explicación del misterio, que entre otras cosas ya se había resuelto.
Aunque me lo explicaran desde el principio, que mira las marcas del cuello, que los golpes se deben a la caída que siguió al estrangulamiento, que la ropa se la habrían robado… yo decía: ¿Y el número? Y ellos callaban un momento antes de volver a repetir la misma historia.
Esa noche, mientras salía del trabajo caminando, no sobre el suelo sino sobre mis furtivos pensamientos, me crucé con un compañero. Este se despidió estrechándome la mano y yo, sin razón, pensé en un número. Luego, llegando a casa, sin quererlo en verdad, toqué violentamente la mano de un desconocido que se disponía llamar al ascensor, me disculpé y pensé en otro número. Ya solo, comprendí cuál era el significado de aquella cifra que José llevaba; y escribí en mi pierna, donde sabia que nadie lo iba a notar, el número dos, iniciando así mi propia cuenta.
12. VI. 2008.
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(*) Colaborador. Bogotá 15 de Julio. Licenciado en español y literatura. Investigador y escritor, ha publicado ensayos y cuentos en antologías y revistas sobre literatura y educación.

Amie

El viento cálido que anuncia que la noche está cerca, penetro la sala de estar, las cortinas bailaban a la vista de Guido, el mayor de los gatos de la casa. Esa noche no iba a ser otra noche de mirar a las estrellas, para Guido y para ella, a cazar con la mirada naves espaciales y estrellas fugaces, que constantemente confundían, esa noche el soldado regresa a casa y ella lo espera en el muro donde solían sentarse a confundir naves espaciales con estrellas fugaces, lo espera como lo espera cada noche que sabe que va a regresar.

domingo, 17 de octubre de 2010

Pasado

-No es una espada vengadora aquello que debes esgrimir, la venganza es inútil contra los fantasmas, los alimentas, les das poder.

-¿Pero qué hacer ante el peso de tan malas experiencias?

-Los desagravios los hallarás eliminando su existencia, qué nada te ate a ellos.

-¿Esperas que los mate?

-En lo absoluto, si la muerte resolviera los más mundanos problemas, no existiría criatura alguna rondando en éste planeta. Recuerda, no es una espada aquello que debes esgrimir.

-¿Entonces?

-El olvido…

-(…)

-Siempre que tu existencia alcance y comparta con una externa, algo de tu vida nacerá en ella y viceversa, muchos responden a tan nobles actos con mentiras blasfemando tactos, suponiendo hechos. Son cobardes, ¡Seres pusilánimes! Mas el dolor de su existencia reposará en ti en la medida que les permitas ser parte de tu historia. Olvidar sus daños, no te hará repetirlos, te liberará.

-¿Estás seguro Aggelos? ¿No volveré a cometer el error de compartir con ellos?

-Al olvidar su daño no te condenas a caer nuevamente, serás libre, serás grande. Las almas libres no repiten errores, no lo olvides. No lo olvides…

Por fin juntos

Puede ser ésta tal vez mi más grande campaña, ¿sabes?, detesto quedarme sin palabras. Generalmente mi boca se vanagloria del diálogo y puedo jurar que incluso es por ella que una larga fila de amores han sucumbido ante mí, ¡es como una enajenadora flor carmesí!

Sin embargo, rompes todo mi ser; tu sonrisa entierra miedos, tu boca profesa: alegrías, sueños realizables, mágicas esperanzas, tu boca simplemente hace que la mía tartamudeé. Cientos de noches he planeado éste momento, cránee las más completas estratagemas e incluso leí algunos libros sobre psicología. Sí, sé que suena un poco enfermo; pero, tu cercanía lo vale.

¿Ahora lo entiendes? He venido acá para simplemente poner mi alma ante ti, te amo, te amo, te amo…  …Si he de escoger, prefiero sin dudar tu compañía; envejecer juntos, caminar de la mano, formar una familia, cuidarte y sentirme tuyo, completamente tuyo.

Sí que lo entiendes… te prometo amor mío,  mientras respire nunca sola te has de sentir, si algo he de hacer por brindarte tu alegría y paz, puedes darlo por hecho, te amo, te amo, te am….

Bruscamente el sonido del despertador cortaba la noche, y con ésta su eterno sueño de ser feliz.

sábado, 16 de octubre de 2010

Autofagia celestial

Eucario dijo un día:
“Será el universo nuestro lecho y el pasado una nada tal cual el presente se da”
El mundo entero se burló.

Decidido a demostrar que el hombre llega a estancias divinas, caminó miles de kilómetros hasta sentarse frente al World Trade Center, allí construyó una pequeña cabina en aluminio –excusado y justificado por su libertad de culto-, una vez finalizada, se encerró en una huelga espiritual, sin bebida ni comida.

Pasaron horas, días y semanas… de repente la existencia de tan ajeno ser empezó a despertar la curiosidad entre transeúntes, fue tildado de profeta, loco, terrorista y demás; mas su estancia y ayuno no fue desmeritado. Luego de dos meses decidieron romper el candado para exhumar el cuerpo.

Quienes presenciaron tan particular evento jamás olvidarán el semblante de paz que exponía aquella mágica crisálida, encerrada en su atemporal ataúd metálico, reposaba la piel de Eucario, quien era ahora reinaba en el infinito.

Mi más breve confesión

Allieth se ha marchado a tierras venideras. Al partir empacó sus más grandes sonrisas (mas las mías siguen floreciendo sin parar), su nombre puede ser canción de amor, su tacto tal vez mi confusión más dulce, su olor un hechizo para noches frías, puede ser aire, pasado, sueño y razón.

Su ausencia es cambio -un devenir desprovisto de dolor-, su partida una excusa extra para soñarla en cada respiración; cobijado por la plata lunar la siento besando  mi piel, la invoca  mi tacto cual respuesta a plegarias.

Allieth puede ser mi más grande excepción, mi más encantadora adicción, mi más sincero amor…

jueves, 14 de octubre de 2010

NOBLE CABALLERO


En los tiempos antiguos, un caballero se va a las cruzadas y se despide de sus familiares, amigos, etc... diciéndoles:

- Como vuestras mercedes saben, me voy a luchar a Tierra Santa para mayor gloria de la cristiandad, y es muy posible que no vuelva. Ésta es la llave del cinturón de castidad de mi esposa; si pasaren 10 años sin que supiereis nada de mí, tened la merced de darsela.

El caballero sale del castillo en su blanco corcel y apenas ha cruzado la puerta del castillo, un sirviente sale corriendo y le grita:

 - ¡Don Álvaro!, noble señor, gracias a Dios que le he alcanzado!, ¡nos ha dado la llave equivocada!

miércoles, 13 de octubre de 2010

Nitta y el Dragón.

-Te esperaba Nitta.

El aliento a sangre manaba de aquella protuberante boca, sus dientes  cual cimitarras trenzadas se acercaron tanto que en un único movimiento podían tragarse a ésta niña de un solo bocado.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Mil trescientos años me han dado un conocimiento y entendimiento muy amplio, tanto así, que el futuro no se me hace incierto. –Sonrió con un desenfreno de confianza- He de añadir querida,  es el final de tu aventura pequeña Nitta.

-¿Por qué? –Sus ojos se acunaron profundos sobre el terrible rostro del Dragón, el cuerpo mismo de Nitta no era mayor a uno de sus párpados.-

El Dragón extrañado ante aquella imperturbabilidad se irguió un poco y con voz gutural añadió:

-¿Acaso conoces la historia de alguien que haya visto un dragón y regresado con vida? –Expulsaba humo por sus fosas nasales- ¿No conoces acaso el destino trágico de quien osa molestar un dragón?

Sonriendo dijo sin temor ¡No!

-Señor Dragón, es usted muy grande, poderoso, temible. ¿No debes tener muchos amigos verdad? Y ahora que he decidido venir hacia usted, me habla de historias terribles ¿A qué le teme?

El dragón de un salto se abalanzó sobre la niña, la caverna retumbaba por el peso de tan colosal ser, sonreía con el carácter de sus años, vistiendo una temible y mórbida carcajada. – ¡A nada le temo!- …mas NItta no se asustó.

Sorprendido ante la ausencia de reacciones, el dragón se detuvo y contempló a aquella niña de largas piernas y agraciada sonrisa.

-¿Me esperabas sin saber a qué vengo Señor Dragón?

Atónito por su seguridad dubitó unos segundos y al final añadió.

-Te esperaba pequeña Nitta; Sin embargo, tu sonrisa no es de este mundo y mi conocimiento es, en mayor parte terrenal…

-Me dijeron que en ésta caverna vive el más terrible Dragón,  que él sólo ha devorado cientos de personas; pues bien, he venido acá a darte chocolate, ésta caja me la regaló mi padre y desde que comí el primer chocolate he sido feliz muy feliz, creo que si comes uno sólo, jamás necesitarás comer personas y así ser tan feliz como yo.

Dicho esto, Nitta dejó la caja al lado de los pies del dragóny se marchó.

-Señor Dragón, mañana le traigo más.

Su imperioso rostro dibujó por vez primera en siglos una sonrisa a la par que la pequeña Nitta se perdía por la abertura de la caverna.

-Chocolate será, muy bien, qué chocolate sea…

lunes, 11 de octubre de 2010

Lucia


El silencio condenó a quien siempre hallaba una sonrisa como respuesta. Los cristales que formaban la realidad por segundos parecieron quebrarse, el ruido trajo consigo la ausencia de toda razón, mil latidos con sus agonías y alegrías transformaron a Lucia en estrella, en una distante luz condenada a vagar continuamente a través del tiempo hasta inmolarse en los ojos de un sabio, un profeta o simplemente un adivino…

Un loco creyente que siga las luces y les brinde nombre; para que, en cada momento de intima soledad pueda tener un albor que sacie las agonizantes noches, un sincero ignorante que sienta el fulgor de lo que vuela y recorre planos irradiando esencia y alegría.

Hoy Lucia se volvió estrella, una providencia roja, una nova blanca; divagó por las entrañas de su alma, sintió y calló… Como sólo puede sentir quién descubre la verdad mezcla razón y pasión encerrada en los anaqueles del alma, donde reposan también los sueños, donde esperan impacientes los dioses. Lucia mitad pasado guardo silencio para ser libre y gobernar por siempre en los reinos que no son de este mundo, Lucia mitad canción calló y sonrió…

viernes, 8 de octubre de 2010

Justa.

Sir Aillean partió antes del amanecer, sobre su fiel corcel atravesó sin descanso las llanuras del Este hasta abandonar el mismo reino. “La flor imperecedera, es ello lo único que te pido, tal cual es mi cariño noble señor, si a mí la traes me desposaré sin espera” Día y noche recordaba la solicitud de su amada, quien con dulzura le guardaba desde la alta torre del castillo.

El bosque de Isílean fue un verdadero reto, una trampa natural creada por los dioses para simplemente mantenerse ocupados; sin embargo, el amor logra proezas inimaginables incluso para los más grandes poetas. En lo profundo del bosque, cerca de un manantial encantado Sir Aillean logró encontrar la flor imperecedera, atónito por su belleza la tomó con sus manos y arrancó delicadamente, con la triste noticia de verla marchitar de inmediato.

Intentó, intentó. Cuanto su mente le sugirió él hizo, mas cada acto era igual de decepcionante, su rostro palidecía por el esfuerzo y la angustia, aquellas rodillas hechas harina por el peso de la armadura le anunciaban una vejez dolorosa. Agotado por la jornada, su cuerpo fue vencido por la campaña misma y se desplomó sobre el cementerio de flores. A la mañana siguiente, notó que en una de sus manos una flor estaba intacta, al abrir aquellos dedos descubrió que ésta solo vive lejos de su tierra si es alimentada por la sangre misma, contento regresó a su hogar.

El bosque de Isílean se desvaneció con prontitud, los anhelos de un amor le motivaban tanto que su propio corcel corría con más brío. Al llegar al pueblo su mano izquierda casi inerte sostenía un increíble ramo alimentado por la fervorosa sangre de un noble amante. Dentro del castillo descubrió que, su Lady había partido con un antiguo compañero de armas a quien nada le había solicitado y con quien siempre ella había vivido sus romances clandestinos.

jueves, 7 de octubre de 2010

Santería

-¿Simplemente debo enterrar estos huesos y ya?
-Es más que eso, apenas la luna mengue debes enterrar la bolsa completa en un lugar que apunte hacia el norte, cincuenta y seis noches ha de permanecer ahí. Cada cuatro anocheceres debes repetir esta frase en voz baja y así el amor llegará a ti.
Aún lleno de dudas pagó por tan extraño artículo y se dirigió a su casa. Como tal, era un hombre feliz; sin embargo, la idea de un beso eterno o aquella imagen de infinita compañía no podía más que motivarle a soñar con el tacto de una mujer perfecta.
Cada noche llenaba su cabeza con ideas de mil maravillas, cada cuatro días se imaginaba un rostro diferente: caucásica, morena, sutil, fuerte, da igual… Sus ocasos llenos de locura aceleraban su corazón mas nunca lograron alterar aquel recio carácter y tan afable mirar. Cincuenta y seis noches al fin pasaron y nada más pasó.
La luna se levantaba en lo alto, llena de luz y poder, los rayos que se colaban entre los árboles del lugar alcanzaron aquel rústico santuario. De la nada, una etérea silueta de alabastro se alzaba magnánima, atravesó la pared del patio y entro a la casa, luego de subir las escaleras y traspasar la puerta pudo cruzar mirada con su libertador.
-¿En verdad eres tú? –Ella simplemente sonrió- Largas noches he dedicado mi vida a soñarte, mas mi mente queda corta al contemplarte entera, si mil…
Interrumpiéndole se acercó y con sus tenues manos tomó su rostro, un beso eterno se empozó en la boca de aquel soñador que, caía inerte y con una expresión de felicidad.
-Gracias.
Dicho esto, aquel ángel abrió la puerta, salió por el patio y se perdió en el bosque aledaño.

sábado, 2 de octubre de 2010

Cerveza


Una, por los fecundos besos y el triunfo diario.
Dos, libertaria de fiestas y antologías.
Tres, para hallar la certeza en el destino.

Una, cual oda al amor.
Dos, por la cofradía diaria.
Tres, para remembrar y actuar.
Cuatro, ya que lo inmediato dista de ser importante.

Una, y así mantener el hábito.
Dos, por las jornadas diarias.
Tres, a la salud de aquella compañía incondicional.
Cuatro, para sobre llevar las penitencias insalvables.
Cinco, así blasfemo contra el destino.

Una, es necesario distraer la mente.
Dos. Aún le amo…
Tres, nunca le fallé.
Cuatro, maldito sea su tacto.
Cinco. A tu nombre brindo, compañera de penas…
Seis, por el dolor cotidiano y su empecinada manía de habitar en mí.
Siete, ¡Malditos sean todos!, ¡todos juntos y a la vez!
Ocho, nueve, diez, las que vengan… …Total, ya nadie reza por mí.

viernes, 1 de octubre de 2010

Capitán Gosm

- Pero, ¿Qué podemos hacer capitán? Las fuerzas insurgentes están custodiando el paso de Emerock en el cuadrante 32 y cerca de Eriep 18 los informantes avisaron sobre una base.
- ¡Así tenga que atravesar las misma cadena de meteoritos, hemos de salir de este inhóspito lugar!.
- ¿Tendrán intenciones Beligerantes señor?
- No lo sabemos, no lo sabemos…
Las últimas reservas de cristales negros se agotaban, a este ritmo la nave no lograría durar más de 2 días terrestres en vuelo, en la galaxia de Fordrag, diversos grupos insurgentes alzados en armas habían cortado el tráfico de de esta importante fuente de energía.
- Capitán Gosm, las reservas se agotan.
- Lo sé, lo sé…
Su larga mirada revelaba la rapidez con la cual aquella mente analizaba todas las variables posibles, sacó rápidamente un panel holográfico y con agilidad trazo algunas curvas en él, finalmente se puso en pie y mando a llamar a todos los miembros de la tripulación.
- Señores, en el Séptimo octante antes de el cinturón de asteroides existe un pequeño planeta Oxcrón, en este podemos intentar cambiar algunas provisiones por materia púrpura.
- Capitán Gosm –dijo su más cercano copiloto- no sé qué tan práctico sea surtirnos de materia púrpura.
- Querido Säeent, la materia púrpura y los cristales negros son productos sustitutos, si no podemos alcanzar el borde de esta galaxia, tenemos la posibilidad de evitar el consumo de estos y reemplazarlos por la susodicha materia, siempre y cuando nuestra capacidad adquisitiva, es decir mientras nuestra recta presupuestaria lo permita.
- Pero Capitán Gosm, creo que no me ha entendido…
- No el que no ha entendido es usted, escúcheme o sea sujeto a un juicio militar…
- Pero capitán Gosm,
Gosm…
Gosmai
Gosdmaider
¡GOSMAIDER!
¡GOSMAIDER!
¡Gosmaider, levántese, es muy tarde y tenemos previo de Microeconomía! – aún confundido nuestro valiente capitán fue tomado por el brazo y arrastrado entre sus compañeros, bordeando la inconsciencia puesto en un bus rumbo a su universidad; un previo final de microeconomía sería la última aventura de nuestro noble señor antes de poder al fin regresar a casa para descansar.