…Para llegar a donde ningún otro hombre ha llegado jamás. Sé que ésta frase nos transporta a un lugar lleno de aventuras, en el cual, los gloriosos miembros del Enterprise exploran el espacio mismo, y, a su paso, descubren cientos de culturas nuevas.
Es cautivante la forma en la cual diversos individuos pueden relacionarse, a tal punto que, se generan amalgamas sociales; creer en Spock es tan sencillo, tan simple, tan natural. ¡Es un personaje de ficción! Lo sé; sin embargo, si miramos nuestra realidad descubrimos que la capacidad de socializar puede ser falsa en suma medida, por tanto, un semi Vulcano e incluso el hibrido entre un Vulcano y un Klingon no dista mucho de la lógica.
Nos hemos acostumbramos a creer que dominamos la empatía; nos enamoramos a primera vista, encantamos sin permiso, amamos eternamente, odiamos sin razón, cuanta excusa se nos ocurra para explicar los misterios que encierra el azar social. De repente, al actuar de forma ajena a tan estructurado circo, los desencantos sociales arremeten imperiosos.
Con el tiempo todas aquellas miradas que dictaminaban veredictos empiezan a pesar, despertamos un día con una gran duda en el alma ¿seré acaso un ente disociador universal? Ésta incertidumbre surge con naturalidad, puesto que, cada encuentro social no es más que una mascarada inherente al ser, exponemos aquello que esperamos sea percibido y aceptado como real por nuestro receptor, aún cuando el mensaje no brinde la imagen más cálida.
Tantas ironías y ambigüedades luciferinas abren grietas profundas en la razón, tan hondas y extensas que terminan por mezclar la pasión y el sentir. Ésta inmensa confusión invita por igual a planes diferentes, entregarnos completamente al calor de la compañía sin pensar ni trascender los actos, ó, abrazar la lógica hasta el punto de rozar el síndrome de Asperger.
Aún así, ninguna de las opciones brinda una sensata tranquilidad, por ende, el universo es la última frontera, y, la primera es el trato.
“El trato, la última frontera, para llegar donde ningún hombre ha llegado jamás, a conocer y sentir de verdad.”
Es curioso como van dos personajes queridos que encuentro con síndrome de Asperger.
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