miércoles, 13 de octubre de 2010

Nitta y el Dragón.

-Te esperaba Nitta.

El aliento a sangre manaba de aquella protuberante boca, sus dientes  cual cimitarras trenzadas se acercaron tanto que en un único movimiento podían tragarse a ésta niña de un solo bocado.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Mil trescientos años me han dado un conocimiento y entendimiento muy amplio, tanto así, que el futuro no se me hace incierto. –Sonrió con un desenfreno de confianza- He de añadir querida,  es el final de tu aventura pequeña Nitta.

-¿Por qué? –Sus ojos se acunaron profundos sobre el terrible rostro del Dragón, el cuerpo mismo de Nitta no era mayor a uno de sus párpados.-

El Dragón extrañado ante aquella imperturbabilidad se irguió un poco y con voz gutural añadió:

-¿Acaso conoces la historia de alguien que haya visto un dragón y regresado con vida? –Expulsaba humo por sus fosas nasales- ¿No conoces acaso el destino trágico de quien osa molestar un dragón?

Sonriendo dijo sin temor ¡No!

-Señor Dragón, es usted muy grande, poderoso, temible. ¿No debes tener muchos amigos verdad? Y ahora que he decidido venir hacia usted, me habla de historias terribles ¿A qué le teme?

El dragón de un salto se abalanzó sobre la niña, la caverna retumbaba por el peso de tan colosal ser, sonreía con el carácter de sus años, vistiendo una temible y mórbida carcajada. – ¡A nada le temo!- …mas NItta no se asustó.

Sorprendido ante la ausencia de reacciones, el dragón se detuvo y contempló a aquella niña de largas piernas y agraciada sonrisa.

-¿Me esperabas sin saber a qué vengo Señor Dragón?

Atónito por su seguridad dubitó unos segundos y al final añadió.

-Te esperaba pequeña Nitta; Sin embargo, tu sonrisa no es de este mundo y mi conocimiento es, en mayor parte terrenal…

-Me dijeron que en ésta caverna vive el más terrible Dragón,  que él sólo ha devorado cientos de personas; pues bien, he venido acá a darte chocolate, ésta caja me la regaló mi padre y desde que comí el primer chocolate he sido feliz muy feliz, creo que si comes uno sólo, jamás necesitarás comer personas y así ser tan feliz como yo.

Dicho esto, Nitta dejó la caja al lado de los pies del dragóny se marchó.

-Señor Dragón, mañana le traigo más.

Su imperioso rostro dibujó por vez primera en siglos una sonrisa a la par que la pequeña Nitta se perdía por la abertura de la caverna.

-Chocolate será, muy bien, qué chocolate sea…

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