La noche fue fría y oscura, sin embargo emprendieron camino; una larga hilera de jinetes avanzaban embriagados por una melancólica presión, cada paso en avanzada era un tranco más cercano a un posible fina fatídico. la lúgubre jornada se fue perdiendo, luego de cuatro horas acamparon contra los riscos de aquel camino en piedra, cobijados por las sombras, resguardados con coraje.
Lady Séni avanzaba en la cabecera junto a sus cuatro sargentos y guardia personal, el ducado de Viento Frío les esperaba a unas ocho horas más de viaje, por lo pronto lo más conveniente era descansar. . La mañana se levantó grisácea, melancólica; en silencio los hombres avanzaban elevando loas a los dioses, una voluntad fuerte era necesaria. Algunos capitanes reflejaban cansancio y miedo, aquel estandarte de la luna había empozado desesperanza en aquellos bravos corazones. Tras cuatro horas más de viaje decidieron parar para reposar, el último aliento ante la tempestad, así muchos lo sentían.
Entre las carpas se levantaba una tienda majestuosa, con sedas violetas y una luna plateada acompañada de dos estrellas doradas, en ella Lady Séni descansaba, en la puerta dos hombres de su guardia personal custodiaban con normalidad, después de una hora, una joven se acercó con algo de fruta, pan y carnes secas en una canasta, su mirada gritaba ternura mientras aquellas manos gentilmente tocaban los torsos cansados de dicha guardia, luego de un pequeño cruce de palabras la dejaron entrar.
-Lady Séni, mi señora, disculpa mi intromisión.
-No te preocupes Malith, te agradezco enormemente todas vuestras atenciones, sigue, siéntate.
Malith conocía el terrible secreto de su señora, aquel antebrazo lastimado se deformaba y moría cada vez más rápido, sin decir nada a nadie le traía algunas hojas secas reservadas sólo para los accidentes más severos. Mientras limpiaba sus heridas, aquellas gentiles manos le acariciaban con ternura, como si vislumbraran juntas un futuro pleno y feliz. El calor de las hojas maceradas en oleos sumado al tenue olor a jazmín introducían a Lady Séni en un suave trance. Las manos de Malith –jóvenes y delicadas-, encontraban reposo en el delgado cuello de su señora, gentilmente con las gemas empezó a bajar hasta encontrar un pecho tibio y latente. Se acercó más, cada vez más cerca, la respiración de ambas se mezclaba con el olor de los oleos hasta fundir sus labios en una melodía carnal y perenne.
Seducida por la calma Lady Séni no vio venir el puñal que atravesaba su vientre, el dolor la abstrajo de tan cálida sensación, al abrir sus ojos el panorama cambio; su bella asistente ahora vestía unos ojos llenos de frenesí, con una sonrisa desprovista de cordura saboreaba la muerte de la Capitana. El grito de dolor no se hizo esperar, Lady Séni golpeó la tráquea de la muchacha y con un codo la empujó hacia un lado, se incorporó y arrancó el puñal de su vientre mientras la cálida sangre manchaba con carmesí terror sus prendas. Avanzó hacia Malith, entendiendo que no era ya aquella joven de gran aprecio, se acercó y de una patada golpeó su rodilla desplazando la rótula, Malith cayó gritando a la par que los guardias entraban, en el mismo momento en que Séni atravesaba su cuello y giraba aquel cuchillo.
Una vez en el suelo y sin cabeza un collar de negra plata sobresalía de los atuendos, al tomarlo notó como un dije en forma de luna sangraba con el estirpe propio de su gente amada, una luna menguante que auguraba perdición y blasfemias, una luna menguante que había traído a su casa la guerra y el dolor. Lady Séni se sentó mientras recibía atención, la herida era suturada, mas su alma se hallaba destrozada, la batalla en el Ducado de Viento Frio debía ser aplazada, llenando de fuerzas a sus enemigos, sumergiendo a sus aliados en una deprimente espera.
Y ha hecho buen uso de los tags que le di, como de costumbre.
ResponderEliminar:O, por un momento pensé que Lady Séni iba a morir, me dejaste perpleja.
ResponderEliminarCobijados por las sombras y resguardados con coraje!
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