te echa silicona en los cerrojos de tu casa,
o te abre un expediente de regulación,
y te expulsa del Edén, hacia tierras extrañas.
Sucede que a veces sales de un bar y la luz
quema la piel de este vampiro que te ama,
te llena la frente de fino polvo marrón-sur,
bostezas y te queman agujetas en las alas.
que, sin saber cómo ni cuándo,
algo te eriza la piel
y te rescata del naufragio.
verbena en la aldea, guirnaldas en mayo,
tormentas que apagan el televisor.
Teléfonos que arden, me nombra tu voz,
hoy ceno contigo, hoy revolución,
reyes que pierden sus coronas,
verte entre la multitud,
abrazos que incendian la aurora
en las playas del sur.
solo y en este corazón no reciclable
se hunden petroleros desahuciados y sospechas
que provocan miopía en lanzadores de puñales.
Sucede que a veces la vida mata y el invierno
saca su revólver, te encañona en las costillas,
te aterran los álbumes de fotos y el espejo,
huele a pino el coche y el mar a gasolina.
que, sin saber cómo ni cuándo,
algo te eriza la piel
y te rescata del naufragio.
verbena en la aldea, guirnaldas en mayo,
tormentas que apagan el televisor.
Teléfonos que arden, me nombra tu voz,
hoy ceno contigo, hoy revolución,
reyes que pierden sus coronas,
verte entre la multitud,
abrazos que incendian la aurora
en las playas del sur.
Y siempre es viernes, siesta de verano...
Hoy ceno contigo, hoy revolución...
ISMAEL SERRANO.