sábado, 16 de julio de 2011

Primera velada

Desnuda, casi desnuda;

y los árboles cotillas

a la ventana arrimaban,

pícaros, su fronda pícara.

Asentada en mi sillón,

desnuda, juntó las manos.

Y en el suelo, trepidaban,

de gusto, sus pies, tan parvos.

-Vi cómo, color de cera,

un rayo con luz de fronda

revolaba por su risa

y su pecho -en la flor, mosca ,

-Besé sus finos tobillos.

Y estalló en risa, tan suave,

risa hermosa de cristal.

desgranada en claros trinos...

Bajo el camisón, sus pies

-¡Basta, basta!» -se escondieron.

-¡La risa, falso castigo

del primer atrevimiento!

Trémulos, pobres, sus ojos

mis labios besaron, suaves:

-Echó, cursi, su cabeza

hacia atrás: «Mejor, si cabe...!

Caballero, dos palabras...»»

-Se tragó lo que faltaba

con un beso que le hizo

reírse... ¡qué a gusto estaba!

-Desnuda, casi desnuda;

y los árboles cotillas

a la ventana asomaban,

pícaros, su fronda pícara.

Arthur Rimbaud

Versión de Andrés Holguín

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