Y sin darme cuenta me cansé. En un suspiro lento el peso de los recuerdos profanaron la paz, un dulce susurro retumbaba en mi mente como flagelos de felicidades turbiamente alcanzadas.
Lenta
Sofocante
¡Necesaria!
…Así definía esas extrañas sensaciones; recuerdos, manías, desaciertos. Un mar de buenas acciones opacadas por el grisáceo velo del tiempo, un corazón amable que olvidó el efecto que su andar tenía. Tal vez maldiciones, tal vez oraciones, tal vez las palabras escaseaban ante un manantial de imágenes que confundían y anhelaban; marjales atemporales atestados de vivencias propias y ajenas.
Mezclaba sueños y pesadillas – sin contar una que otra tontería-. Buscando siempre ese momento en que las voces en mi cabeza dejaran de gritar respuestas a acciones no vividas. Así es mi mente, un bosque de imágenes volátiles, impregnadas de fugaces reacciones, inmensas sensaciones, sublimes melodías…
El maravilloso regalo de el buen dormir.
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