lunes, 14 de febrero de 2011

Eolo.

Aún cuando sientas que las fuerzas se pierden, en un distante camino que tiñe con levedad las alegrías  dilatadas por el afán diario, entre las lontananzas mis oraciones nunca dejarán de llevar tu nombre;  eres tú mi alegría constante, la sutil manía que mortal, camina dibujando coloridos pasos. Entre la oscuridad de la noche y el inclemente sol, poder atestiguar tu andar en la tierra es la mayor de mis glorias.

Aún cuando estas fuerzas te abandonen dejando a tus pies estancados  en vicisitudes y maltrechos caminos, como un espectador invisible soplaré para que el viento te brinde nuevo rumbo, aún cuando sientas que no puedes más, quiero ser tu compañero de viaje.

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