Romier terminó de subir a raudos pasos por la loma, su corazón excitado prometía abandonar aquel cálido pecho, un dolor agudo atravesaba su torso. ¡Por fin arriba! Una suave brisa le devolvió el aire a sus pulmones, una vez en lo alto giró su cabeza y con tristeza contempló la columna de humo y cenizas que se elevaba sobre el Bosque Luna.
Como una ráfaga frente a sus ojos se presentaron las escenas de la batalla difícilmente ganada, vio al planodeudo arremeter con furia sumiendo todo en una angustiosa oscuridad, recordó como en su corazón era la bondad de su diosa la que le brindó valor suficiente para continuar, remembró la suerte y la táctica, la bondad y la fe.
Se sintió libre en aquella pequeña isla que se alzaba débilmente sobre algunas nubes, mas ese síntoma de gozo desteñía lágrimas y muertes. El bosque Luna ardía copiosamente, las llamas devoraban todo a su paso y aquel exhausto montaraz vivía la agónica gloria de liberar el mundo de un demonio más a cambio de aquel único lugar al cual podía llamar hogar.
El hogar será , a final de cuentas, el mayor tesoro en el cual resguardar.
ResponderEliminarY e cual perder.
ResponderEliminarMuchas veces tenemos que sacrificar cosas que queremos aun sabiendo las consecuencias que trae consigo(buenas o malas)...............
ResponderEliminarCrecer duele.
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