viernes, 25 de marzo de 2011

En pena.

Baby, please don't go, Baby, please don't go, Baby, please don't go, down to New Orleans You know I love you so♫♪♫

Todas las noches al regresar de la Universidad, Robert no podía evitar notar al vagabundo que se sentaba en la parte trasera del bus, con una voz amarga por el tabaco de antaño desgarraba el aire con notas secas, baby please don`t go repetía constantemente, baby please don`t go. Tenía una expresión de amor y dolor, en sus arrugas se amalgamaban todas las sensaciones descritas por un hombre, baby please don`t go, baby please don`t go… -se escuchaba lentamente-

Una noche de muchas tantas, cuando el invierno golpeaba impetuoso, Robert salió tarde de un examen, eran cerca de las Once de la noche cuando el bus le recogió, la última ruta, la ruta de los borrachos pensó hacia sus adentros. Con asombro descubrió que al final del pasillo estaba sentado el mismo vagabundo con aquella añejada guitarra, ¿Cómo? ¿Cómo puede siempre estar en la misma ruta mía? ¿Cómo puede? Seguro debe estar persiguiéndome. ...Como si le leyera los pensamientos, aquel vagabundo levantó la mirada hasta cruzar con la vista de Robert, él palideció meintras escuchaba nuevamente esa frase de nostalgia: baby please don`t go. y con esa frase el bus se hundió en un silencio sepulcral.

Pasados veinte minutos el bus se varó, se encontraban en la periferia de la ciudad dirigiéndose hacia los suburbios del norte cuando una llanta estalló, bajo la lluvia el conductor se apeó y se dispuso a reparar dicho percance, en el pasillo sólo quedaron ellos dos, el vagabundo se levantó, al sentarse en la silla de al lado le dijo:

-Bien muchacho, por fin he llegado a mi parada, -Robert lo miró desconfiado aunque eso no evitó que la charla siguiera- hace veintisiete  años mi nena se marchó, en una ruta como ésta, su bus se estrelló en la curva de la calle Endwest.
-Lo lamento –titubeó-
-No lo lamentes muchacho -dijo con una pequeña risa-, ya con uno en pena es suficiente, mira tu ventana.

Al hacerlo, Robert notó que el bus se había varado frente a un viejo cementerio, cuando giró a ver al vagabundo se dio cuenta que éste no se encontraba allí, exaltado escuchó en la calle esa imborrable voz rasposa que se elevaba como una loa gutural mientras decía con llanto: baby please don`t go, baby please don`t go… la silueta se perdió lentamente en el umbral del cementerio, de recuerdo Robert se quedó con aquella  curtida guitarra que, abandonada en el asiento de al lado, suplicaba ser tocada. Rápidamente se bajó del bus y empezó a llamar al vagabundo: ¡Dejaste la guitarra! ¡Ven, dejaste la guitarra! …El conductor del bus se le acercó y posando una mano en sus hombros interrumpió sus gritos, le preguntó: ¿A quién llamas chico? Al vagabundo de la guitarra. -contestó Robert-

Tal sería la sorpresa de él al escuchar las palabras del conductor: Aquí sólo venías tú y nadie más, mejor entra que el frío te hace daño. Al sentarse nuevamente sintió unos ojos que le miraban sin descanso, al voltear sólo encontró esa vieja guitarra; el bus arrancó y se alejó mucho, sin embargo,  en la distancia aún se escuchaba una voz que perdonaba el tiempo.

Baby, please don't go, Baby, please don't go, Baby, please don't go, down to New Orleans You know I love you so♫♪♫

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