Y siento los golpes de la vida,
Uno tras otro, enfilados.
Ofertando sus mezquinos trueques
De esperanza y vanidad.
Son pues las dunas
Que entristecen el alba,
Juntas acarrean
Los sórdidos recuerdos.
Nacen en la bastedad de la historia,
En los errores cometidos,
De aquellos “Tal vez”
De un “¿Por qué?”
Surgen omnipresentes,
En los días desiertos,
En aquellos cándidos mares
Desbordantes de alegría.
Los siento en mi piel,
En la esperanza,
Que lenta intenta huir
De las afrentas pasadas…
Los sentimientos de derrota propios se sienten así, propios; pero cuando encuentras a alguien que te ofrece su mano en momentos de tristeza, verás como se escampa.
ResponderEliminarLo triste es cuando esa mano nunca llega.
ResponderEliminarDe pronto si llega y ud no se percata en ofrecer la suya.
ResponderEliminarCuanta verdad puedo encontrar en tus palabras apreciado Goss, aún recuerdo tu balada del mal genio.
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