martes, 22 de marzo de 2011

Infarto.


Dime lo que sea, una mentira pequeña, algún tonto verso, acepto gustoso incluso aquellos coléricos comentarios. Vamos, di algo, lo que sea, en serio, ¡lo qué sea! ...Pero no te calles, no con enojo, no con la rabia manando a borbotones de tus labios, cuéntame de aquella vez abuelo, en la que el sol era más cálido y la gente amena, dime algo, tal vez algo relacionado con el viejo señor George quien siempre arruinó tu jardín. O relatame aquella vez en que conociste a mi ma'.

Lo que sea abuelo, lo que sea.


Por momentos juró que el abuelo le escuchaba y así un manantial de mieles saladas brotó de la cuenca de cada uno de los presentes.

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