Hay golpes en la vida que en verdad son fuertes, no hablo del odio de un Dios ni tristezas empozadas; a veces, cuando la soledad aflige sin descanso, sentimos en la cuenca de los ojos el alma agonizar a pedazos. Son pues esos largos días (o noches) aquellos que arrancan la fortaleza de nuestras manos, dejando a nuestro pecho inválido de consuelos.
...Pero la esperanza nace en la desolación.
Tu partida es una pequeña muerte en la realidad de quienes te quieren, mas asciendes entre vicisitudes colmandote de gracias y bendiciones, encontrando en la contrición diaria un motor que enaltece tu espíritu.
Y hoy oro por ti, por las diarias labores que construyen carácter, por aquellas trágicas y repentinas despedidas, para que algún mágico día regreses a casa amigo mío siendo en verdad un hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario