-Pide un deseo.
-Tu ropa.
-¿Mi ropa? No pensé que me solicitaras algo tan fútil.
-Tu ropa.
Mientras se desvestía, las luces menguaban bañando la habitación con pinceladas de oscuridad. Lentamente se va desvistiendo, uno a uno los botones van desplomándose, la blusa deslizándose por sus hombros, un corpiño soltándose dudosamente, esa falda discreta que se abre cortésmente.
El aire helado de aquella noche decembrina empezaba a quemar la piel de una jovial y dudosa amante, de repente, dos cálidas manos contrastaron con el gélido ambiente, por su espalda se acercaba él, conspirador nocturno y aventurero furtivo, su pecho desnudo hecho de fuego encontraba reposo en su tierna espalda.
-Tu ropa, deseo ser tu ropa.
Y su tacto se acertó perenne sin importar la fría oscuridad o el tiempo imparable.
"y nos estorbo la ropa...."
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA "Y nos dieron las 10 y las 11..."
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