domingo, 14 de noviembre de 2010

Smile like you mean it.

Había regresado del extranjero al lugar que la vio crecer, las calles eran las mismas, hasta las mismas rojizas hojas cubrían los andenes. Caminó sin rumbo fijo, como dejando que sus pies se entretuvieran, hasta que se encontró de frente con aquel lugar.
Parada, en frente a la gran puerta de madera recorrió en la mente los interminables pasillos de su infancia, cuyas paredes rayadas de sueños acababan con la simetría del lugar, subió por las escaleras de su pubertad pasando por llantos que no quería explicar, abriendo la puerta de la adolescencia, corroída por las malas decisiones, pero que lleva a otro bonito pasillo, el cual intentaron derrumbar cientos de veces, pero que permaneció firme, haciéndose pulcro y organizado con el tiempo.
Al final, una puerta entre abierta, de ella se emanaba luz, acompañada por un calor reconfortante, las cortinas flotaban sobre las ventanas de la paz, en la cama la esperaba él, desnudo sobre las sabanas, y un pie se escapaba, como invitándola a descansar. Su alma le sonreía y la reconfortaba. Era feliz. Estaba de pie, frente a la gran puerta de madera, sobre sus hombros reposaron dos pesadas manos que la acariciaban, era él, era ella. Estaba en casa.

4 comentarios:

  1. Bien hecho pequeña, veo una secuela aproximarse! XD

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  2. Es inevitable sonreír.

    Me agradó en suma medida, no hay nada como regresar al hogar.

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  3. Cuando todo se complementa es aún mas gratificante.

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  4. Más, mucho más... Una vivencia íntegra, plena...

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