lunes, 13 de septiembre de 2010

7 Letras

Acompañándome ahora en palabras, mi buen amigo Diego me comparte algo que en verdad mueve las fibras, creo, todos hemos tenido un ángel siniestro que desde el pasado y el recuerdo aún se jacta de la historia.


Ella era todo lo que yo quería, el dulce hechizo de suave adicción que necesitaba reforzar mi existencia. Ella hacía que con su risa leve todo aquello que existía tuviera una razón de ser. Ella era el dulce néctar que abastecía mis ganas de vida. Ella era 7 letras formando un nombre que pronunciaba con el mismo temor con el que pronunciaba el nombre de Dios. Ella era la mejor parte de mí. Ella era el perfecto remedio para la soledad. Ella era MI todo
Quise amarle, quise adorarle, quise hacer tanto como pudiera para poder creer que la merecía. Con tristeza y algo de nostalgia me doy cuenta de que no fue suficiente y que fue tan poco que lo que queda para mí después de todo esta historia es olvido sin compasión y sus ráfagas de odio, que contrasta con mi agradecimiento y cariño sincero.

2 comentarios:

  1. Lo curioso de esos "ángeles" es que siempre terminan buscando la forma de estar muertos en nuestras vidas, tanta inconstancia no puede ser entendida de otra manera.

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  2. Son como droga, primero el vicio es glorioso y la rehabilitacion larga y dolorosa.

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