miércoles, 1 de septiembre de 2010

Justo a Tiempo

Miró en la parte alta de la pared por encima del televisor, el reloj marcaba las 6:15 am. Inmediatamente guardó una hogaza de pan, bebió la taza de chocolate sin importarle si quiera quemarse y salió corriendo de su casa jalonado por su mamá, a galope constante logró llegar a la parada del colectivo justo antes de que este se alejara, luego de recibir dos bendiciones, se embarcó.
El tráfico empezó a detenerse, se quitó los audífonos para escuchar lo que pasaba descubriendo con tristeza y rabia un accidente delante. -¡Justo ahora, maldición, justo hoy que debo presentar esta exposición! – miró el reloj, 9:45 am -¡Maldición!
Levantó la manga izquierda de su camisa, 00:45, la reunión duró más de lo esperado, el cansancio doblegaba su cuerpo, la jaqueca empezaba a empeorar. Tomó algunas pastillas: una, dos, las guardó en su saco. Se dirigió hacia su carro, una vez dentro encendió el equipo de sonido y luego de escuchar dos canciones se dirigió a su casa.
10:00 am. Una lágrima bajaba por su mejilla anunciando la procesión de sentimientos. Su hija, su pequeña hija se casaría sin más. Ahora solo quedaría el infante Jeremy y cuando este se marchara junto a él la juventud se alejaría.
03:49 am. Los médicos anunciaron que la intervención fue todo un éxito. 11:00 am. Pudo por fin ver a su esposa, recostada sobre la camilla, sonriente como siempre. Al ver sus avejentados labios siempre dispuestos para hablar y amar no pudo evitar simplemente sollozar.
Se acercaba el mediodía, recostado en su mecedora tomaba algunos sorbos de café negro cuando a lo lejos vio que se acercaba lentamente un forastero, sus ropajes no eran muy claros pero su andar era ligero, como si volara…
11:48 am. Guardó su reloj en el costado de la chaqueta sin perder de vista al extranjero.
-¿Y bien Fatum?
-Es hora.
-¿temprano?
-Justo a tiempo.

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