jueves, 23 de septiembre de 2010

Soñar.


Un milagro palpable, así es verte… Largas noches añoré la ambrosía de tu respirar, coqueteando con el aire, dibujando en él tu figura; taciturno vagué por inconmensurables valles anhelando un agraciado día, en el cual, tu rostro rompiera el silencio con sutil pasión, dejando atrás los fragmentos de cadenas impetuosas cargadas de miedo y desazón.
Verte hoy puede ser el despertar de un nuevo silencio, un silencio magnánimo, piadoso de tacto y razón. Soñarte no fue más que un rezo constante y sanador, cada palabra loaba las virtudes que en mí nacían cuando tu imagen se colaba en mis pensamientos, revivirte un poema de igual corazón.
Mañana, mañana será un cántico libertario, un punto de partida para mirar el pasado y descubrir nuestros sueños como gratos hechos.

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