viernes, 31 de diciembre de 2010
In the dark end of the street
miércoles, 29 de diciembre de 2010
Un día como hoy.
Eventualidades.
martes, 28 de diciembre de 2010
Descanse en Paz Mr Wayne.
Lo que pensamos de la muerte sólo tiene importancia por lo que la muerte nos hace pensar de la vida.
Charles de Gaulle
Agüeros.
lunes, 27 de diciembre de 2010
Dietas de tomate y limón
domingo, 26 de diciembre de 2010
A quince años de distancia
Bella fra le donne
sábado, 25 de diciembre de 2010
Actitud.
Amuletos Rojos
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Revelación.
martes, 21 de diciembre de 2010
Una vez más
domingo, 19 de diciembre de 2010
El monasterio
sábado, 18 de diciembre de 2010
Marchitos.
Liebre de Marzo.
Rumores
viernes, 17 de diciembre de 2010
Fe.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Sandberry
La mujer mas hermosa del desierto
lunes, 13 de diciembre de 2010
La vorágine.
Exploradores
Ella se ha despertado por el calor asfixiante de la tarde, a su lado, el cuerpo de él respira con fuerza, y su piel se estremece inconscientemente cuando las yemas de los dedos de ella lo recorren en longitud. Tocarlo es una necesidad, no un impulso y son sus labios los que lo despiertan cuando en firme propósito lo llaman al rozar su piel.
Poco a poco se fue acercando y con una sonrisa, lo fue invitando a continuar el discreto cortejo que más tarde los llevaría a la escena anterior. Sus piernas desnudas se encendían con la luz del medio día y sus manos pavoneaban su pelo ondulado, pelo fue su lengua al humedecer sus labios la que le invitó a posar sus manos sobre su cuerpo inundado por el deseo. Y él, él que la deseaba también no encontró una razón por la cual no explorar tan tentadoras tierras.
Una Sonrisa
Ad memoriam rei perpetuam de Yubian (Luna) Rodriguez
El Diablo
Y al compás del Mambo les abrazó el alba, le robó la vida.
domingo, 12 de diciembre de 2010
Globos rojos
sábado, 11 de diciembre de 2010
EL día que me quieras.
sábado, 4 de diciembre de 2010
Santa y terrenal ilusión.
viernes, 3 de diciembre de 2010
Resurgir.
jueves, 2 de diciembre de 2010
Tiempo de cambiar.
El llamado de las cortinas
Las luces del día se marchaban del cielo, como despidiendo la jornada, a su encuentro se aglomeraron las nubes y los truenos llegaron con rapidez. Sería una noche fría y solitaria, así que puse la tetera a calentar. Me senté en el alfeizar de la ventana de mi habitación, con el libro de turno sobre mi regazo; sentía las gotas caer, cada vez con más fuerza sobre los cristales, cuando de repente, un estruendo sacudió el lugar.
En la sala, la ventana abierta de par en par, y las cortinas se sacudían por lo alto de la habitación, acudí a cerrarla, pero una aparición capturo mi atención. En la calle, frente a mi apartamento, se encontraba él, -no me estaba buscando a mí, no sabía dónde me encontraba-, fue lo único que pude formular mientras bajaba por las escaleras. Las gotas de lluvia que mojaban mi rostro se confundían con las lágrimas de alegría y sorpresa que emanaban mis ojos, lo invite a pasar.
Le pedí que se recostara sobre mi sofá, el agua aun le escurría por las ropas y no podía invitarlo así a mi cama. Le ayude a quitarse el pobre abrigo que llevaba y le alcance una manta. Pronto su cuerpo dejaría de temblar. Le alcance una taza de agua caliente con un poco de cicuta que encontré en la alacena, para ayudarle a relajarse. Prepare aceites para devolverle el calor a su pecho y a sus pies, y recordé lo que mi buen amigo Jean me dijo siempre sobre los enfermos: el cuerpo cálido y la cabeza fría.
Al terminar de preparar todo, y alternando suaves masajes sobre su piel helada, con trapos fríos que regularan la temperatura de su cara, pude verlo postrado sobre mi sofá, y cuenta de lo que estaba pasando en aquel lugar, eran mis manos cuidándolo de nuevo, velando por su bienestar, y al sonreír fue menester decir para los dos, que todo estaría bien.