Todo comenzó con el grito de su madre, dieciséis meses habían pasado desde el nacimiento de la pequeña Sophie y su piel seguía siendo tan blanca como el nácar de sus joyas, a diferencia de los demás infantes conocidos, quienes rozagantes, exhibían el rubor de sus mejillas como una muestra indudable de salud y belleza. Espantada por tan atroz anomalía en su pequeña, la señora de la casa mando a llamar por Blanquita, quien aseguraba tener una dieta infalible para que las mejillas de la pequeña Sophie se llenaran de vida.
Por muchos años Sophie vivió bajo una dieta estricta de productos a base de tomate, gracias a los cuales tras unas semanas de uso dio color a su rostro, pero el suspender su consumo hacía desaparecer el rubor, por lo que por muchos años el tomate fue lo esencial en su vida. Blanquita no solo tenia por curioso esta dieta en su conocimiento, el tema preferido de sus monólogos era "la fuente de la vida", un lugar hermoso que proporcionaba eterna lozanía a quien se ganara sus favores.
Al llegar Sophie a una edad de dieciséis años y ver al espejo su hermoso rostro juvenil, se sintió aterrorizada al entrar a la vista el de su madre, quien a pesar de no contar con muchos años ya se asomaban algunas arrugas en su cara. Sin perder tiempo, salió en busca de aquel lugar mítico del que rodeada de tanto tomate oyó hablar.Muchos valles y bosques recorrió hasta dar con el paradero de tal maravilla. A su entrada, un pequeño elfo le saludó:
-Buen día, jovencita, has venido tu a reclamar los favores de la fuente de la vida.
-Si me es posible, señor.
-Has de saber una cosa, antes. La fuente de la vida tiene solo un requisito para prolongar su efecto durante lo que desees que dure tu existencia, eso claro, si es que sales favorecida. El requerimiento único es una dieta a base de Limón, y dejar de consumirlo, aunque sea un día terminara su efecto sin manera de recobrarlo.
-Pero señor, me veré tan verde como dichos limones.
-Es tu elección.
Y así Sophie fue, por muchos años, la verde joven de lozanía eterna, mas hermosa del reino.
Recordé mucho a Laura Esquivel.
ResponderEliminarSiempre es grato recostase con un texto así en la mente.t
Yo también la recordé :)
ResponderEliminarDe hecho, el libro se lo presté a Juan, con la esperanza de que también se sumergiera entre recetas y fragantes personalidades !
Si, la narrativa es similar recordé que la criaron en la cocina, esa nana era lo Máximo.
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