Vestidos brillantes de satén, los trajes en azul y rojo para los hombres, zapatos blancos y de colores eran la moda, eran los años setenta y al final de la calle, donde los focos no daban su brillo, estaba una pareja que se había encontrado un par de meses atrás. Eran jóvenes y no sabían nada de lo que el futuro les repararía, pero algo en esa noche de baile, calor, bebida y caricias furtivas les anuncio a gritos privados, que el final que se presenciaba y celebraba ese día, para ellos era el inicio de algo que crecería a través de muchos años que, al igual que esa noche, terminarían juntos.
viernes, 31 de diciembre de 2010
In the dark end of the street
Las luces de los tejados brillaban con la intensidad de la fe de las personas en estas fechas, habían cerrado la calle principal del barrio para allí dar lugar a la espera y celebración del año nuevo que estaba por llegar. Los peinados alborotados y abultados se mantenían en su sitio por gracia de la laca en abundancia que se le daba al pelo como medida preventiva antes de salir de casa, el calor de la noche era abrasador y las gotas de sudor escurrían por los rostros de los invitados.
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Alegraos hermanos míos, que nuestra calle se ha vestido de fiesta.
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